martes, 7 de diciembre de 2010

Acudía a tu auxilio de forma inmediata.

"Hola, qué tal?", tu sonrisa y perdí por goleada.

Te apoderaste al instante de mi ocio

Y al fin y al cabo, pude entender que hiciste negocio.

Una ráfaga de balas seductoras

No lograban vulnerar una coraza idiota

Y con mi seguridad ya en la miseria,

Fuimos por un café, juntos, los 3: Vos, yo y tu histeria.

Sin mucho más que hablar, nos despedimos.

Comprobé que ya era inútil extender ese partido.

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